Después de firmar un final de campeonato esperpéntico, Damià Seguí ha comenzado una revolución bajo llave. Como si la prensa fuera la culpable de que impusiera la entrada de Rafa Pascual en el equipo, de que anunciara a Pochop que no seguiría en el equipo tres días antes de que comenzara la final, o que tenga un sentimiento muy próximo al odio hacia Juan Carlos Vega, el principal patrocinador del equipo, encargado de los fichajes de jugadores y entrenadores, ha echado el cierre a su despacho. Asegura que hasta que no tenga diseñado todo el organigrama de la próxima temporada no anunciará los cambios, pero mientras tanto se filtran sus movimientos. Ha despedido al técnico Vladimir Bogoevski, ha renovado a gran parte de la plantilla y está muy cerca de contratar a Peter Veres.
Los movimientos que está realizando Damià Seguí son muy curiosos. Se pasó más de media temporada manteniendo a Vladimir Bogoevski como primer entrenador cuando todo el mundo sabía que Marcelo Méndez era el encargado de dirigir los entrenamientos y preparar los partidos. La situación era incómoda para ambos, pero el macedonio era uno de los mejores amigos del empresario y tenía su puesto blindado. Varios enfrentamientos en las últimas semanas y una oferta del Comité Olímpico de su país han terminado por desemborcar en su adiós. Marcelo Méndez tomará las riendas del equipo y se ha renovado o se está muy cerca de renovar a prácticamente toda la plantilla del año pasado. Gatin, Pochop y Rafa Pascual son los únicos que en principio abandonarán la Isla.
Para compensar la marcha de estos tres jugadores, Seguí se está enemistando con todos los clubes de la Liga española. Ha «tocado» ha muchos jugadores, aunque está muy cerca de contratar al jugador que más le ha gustado los últimos años: Peter Veres. Al receptor de Unicaja le atrae la oferta del Son Amar Palma y aunque tiene una propuesta más elevada de Italia quiere recalar en la Isla. El principal inconveniente es su propio representante, que quiere que se marche a jugar e tierras transalpinas.