El Atlètic Balears sigue sin solucionar la deuda histórica que le ha perseguido durante los últimos años de su existencia: la falta de instalaciones. Pese a los principios de acuerdo y las reuniones mantenidas en los últimos tiempos con el Ajuntament de Palma, el Estadi Balear sigue sin poder ser utilizado debido a su precario estado y cada fin de semana, numerosos jugadores de la cantera blanquiazul están obligados a cruzar una carretera para ir del vestuario al terreno de juego. Las soluciones que se habían propuesto para acabar con el problema nunca han llegado a hacerse efectivas y el conflicto se ha ido dilatando a la espera de una salida que convenza a todas la partes implicadas. Una comitiva del Ajuntament de Palma encabezada por su alcaldesa, Catalina Cirer, visitó en septiembre de 2003 las instalaciones del Estadi Balear para comprobar su estado y para estudiar una posible remodelación que atendiera sus necesidades básicas, pero desde esa visita, nada ha llegado a concretarse.
El hecho de que la propiedad del Estadi Balear sea privada -pertenece a una comunidad de propietarios, la Procampo- había impedido en un principio la intervención de Cort, pero el marco de la situación ha variado desde que el Atlètic Balears alcanzara un acuerdo con la Procampo por el que obtenía los derechos de explotación del recinto para los próximos 50 años. «Hace aproximadamente un mes y medio que nos dirigimos al Ajuntament para darles cuenta del acuerdo y para plantearles nuestras propuestas y un proyecto común. Nos dijeron que era viable y que nos contestarían en un plazo de quince días, algo que todavía no ha sucedido», reclama Miguel Àngel Gómez, presidente del Atlètic Balears. El mandatario blanquiazul exige además que se equiparen sus posibilidades «con las de cualquier otro club de Palma, porque para un club como el nuestro resulta imposible financiarnos la remodelación», señala.
El problema del terreno de juego anexo al Estadi también sigue lejos de solventarse. Hasta cinco equipos de la cantera tienen establecida su base de operaciones en ese campo y cada fin de semana el trasiego de futbolistas por la carretera que va a parar a la Vía de Cintura resulta inevitable. El club informó de todo ello a Cort durante el curso pasado y se le ofreció la posibilidad de trasladar a su cantera a Son Malferit, un cambio que debía haberse llevado a cabo a principio de temporada. Sin embargo, la imposibilidad de combinar los horarios con los otros clubes que juegan allí ha impedido cualquier avance y los equipos siguen donde estaban sin que se hayan buscado otras alternativas posibles. En este sentido, Miguel Àngel Gómez recuerda que «la situación actual es lamentable porque estamos hablando de muchos niños, que cada semana tienen que cruzar una carretera peligrosa para jugar un partido de fútbol. Además, el Ajuntament debería haber mediado con los otros equipos para que jugaramos en Son Malferit, puesto que es el propietario del campo», subraya.