Cuando Marcos Martín estampó su firma en el libro de honor de la Liga, el 6 de marzo de 1988, Samuel Etoo era un niño de siete años que esperaba a los turistas en el aeropuerto de Nkon para mostrarle los encantos de su ciudad; Pep Bonet y Damià Amer eran compañeros suyos en el vestuario del primer equipo y Nando Pons en el del filial y Héctor Raúl Cúper apuraba sus últimas gotas de fútbol en activo en Huracán. Han pasado dieciséis años, ocho meses y diecisiete días desde aquella tarde en el Benito Villamarín, cuando el francés Lucien Müller le dio la muleta el día que debutaba en el banquillo del Mallorca -Serra Ferrer había sido destituido- a un centrocampista de 19 años que respondía al nombre de Marcos Martín de la Fuente Martín Francés (17.09.68, Valencia). El pasado domingo, tres lustros y un par de generaciones después, el pivote criado en la Isla irrumpió en el club de los 400 partidos en Primera, una de las suites exclusivas de la Liga que apenas han visitado una cuarentena de futbolistas en más de 75 años de existencia de la Liga.
De los 400 partidos disputados, 208 con la camiseta del Sevilla (91-97), 23 con el Mérida (97-98) y 169, hasta la fecha, defendiendo al Mallorca (87-91 y 00-?), guarda a buen recaudo el primero de todos: «Lo recuerdo perfectamente. El equipo estaba en una situación delicada, habían destituido al entrenador y Müller apostó por mí. De jugar en Tercera con el Mallorca Atlético me encontré de repente con gente como Zaki, Luis García, García Cortés, Higuera, Chano, Orejuela, Hassan, Magdaleno, Amer, Pep Bonet...Pero la insatisfación por la derrota (1-0) me amargó aquel día». La crisis de aquella campaña -el Mallorca descendió a Segunda tras caer en la promoción ante el Oviedo- propició una aparición fugaz. Y es que Marcos no volvió a jugar más esa temporada. «Fui convocado algún partido más, pero ya no dispuse de más oportunidades».
A lo largo de ese recorrido de 400 encuentros, Marcos se detiene en algunas estaciones. «Deportivamente hablando me quedo con la clasificación para la Champions League con el Mallorca y algunos años en el Sevilla, cuando meterse en Europa no era como ahora. Incluso quedando quinto no tenías asegurada tu presencia». El fútbol del 88 no tiene nada que ver con el del 04 porque actualmente hay más «segmentos alrededor» de un deporte al que «las televisiones» le han dado otra dimensión. Marcos recuerda que hace unos años no había «marketing, ni estadísticas por número de camisetas vendidas, ni espacios deportivos...pero desde los años 96 y 97 hemos sufrido un cambio importante». Durante esos tres lustros en la nobleza, Marcos ha escuchado las órdenes de ¡19 entrenadores! del prestigio de un campeón del mundo, el argentino Carlos Salvador Bilardo («del que aprendí muchas cosas»); dos seleccionadores nacionales, José Antonio Camacho («puro carácter») y Luis Aragonés («al que más cariño le tengo» y dos de los entrenadores más importantes en la historia reciente del club balear, Serra Ferrer («logró grandes cosas con este equipo en otra época») y Héctor Raúl Cúper («a quien estoy conociendo ahora»), pasando por Víctor Espárrago, los portugueses Toni y Pacheco; D'Alessandro, Krauss, Kresic, Manzano y Floro.