Si de un lado colocamos la constelación de estrellas del Real Madrid (Ronaldo, Zidane, Figo, Raúl y cía) y del otro a centenares de aficionados, en el centro sólo cabe una veintena de policías y guardas de seguridad desbordados. Dos decenas de seguidores consiguieron saltarse el control y lograron los autógrafos de sus ídolos. Pero el mayor botín se lo llevó un chico de 12 años al que Iker Casillas le prometió regalarle los guantes cuando acabe el partido.
Pasadas las ocho de la tarde la expedición del Real Madrid recorrió los cien metros que había desde la terminal de llegadas de Son Sant Joan al autocar que les condujo hasta el Hotel Nixe Palace entre el griterío y algún llanto de los centenares de aficionados que se reunieron en el aeropuerto palmesano.
Todas las estrellas del Real Madrid llegaron a Palma. Ronaldo, Zidane, Figo, Raúl y Casillas fueron los más perseguidos, aunque cualquier jugador era bueno para conseguir su firma. Incluso Chendo, actualmente delegado del primer equipo, también recibió el aliento de la hinchada merengue de la Isla. Los aficionados apenas pudieron ver a los jugadores unos minutos. Los futbolistas subieron al autocar y, escoltados por cuatro coches de policía, fueron llevados hasta el hotel.