TOMEU TERRASA.ENVIADO ESPECIAL A SHANGHAI
Amaneció como en los últimos días, lloviendo. La noche anterior
Moyà había previsto salir de compras y visitar Shanghai, pero el
día no acompañó. Ayer era su día libre, y cansado de escuchar
historias sobre si en este mercado puedes comprar una figura china
de porcelana muy barata o en aquel otro un Rolex con diamantes por
apenas 6.000 pesetas, decidió comprobarlo personalmente. Nos
citamos en el lujoso hall del hotel Hilton de Shanghai a las once y
media de la mañana. Aquello es un constante ir y venir de
empresarios japoneses y millonarios asiáticos, pero nada más entrar
me encuentro con Josep Perlas y Albert Costa, su rival de hoy. Se
marchaban al club a entrenar.
Después del saludo todavía faltaban unos minutos y decido tomarme un café con leche y un croissant. Me invitan a compartir mesa el entrenador de Juan Carlos Ferrero y su padre. Hablamos de la radio, de García, de De la Morena y de las tensiones mediáticas. Pero recibo un mensaje. ¿Dónde estás? Moyà y su grupo estaban ya en los coches. Pago, al cambio, casi doce euros, sin duda serán injustificables ante la empresa. En el garito situado frente al hotel, me cuesta apenas un euro y medio. Nos subimos a tres flamantes Mercedes y con un coche de escolta acabamos en un mercado donde apenas apearnos del coche se nos ofrece de todo, desde un Rolex a un traje de Hugo Boss.
El precio, el de tres cafés con leche y un croissant en el Hilton. Moyà no quiere comprar nada de esto y su deseo es vivir en directo y en primera persona cómo funciona la auténtica mafia china en el mercado negro. Sin apenas darnos cuenta, estamos subiendo por una cutre, sucia y peligrosa escalera de un piso donde incluso Patricia Conde casi se abre la cabeza, y ante nosotros nos invitan a pasar y llegamos al primer piso y al abrirse la puerta aparece la sección de peletería de El Corte Inglés. Apenas unos segundos le bastan a Moyà para ver que ahí no hay nada que le pueda interesar.
El objetivo estaba cumplido, lo vivió en primera persona, el secretismo, el oscurantismo de la leyenda china de las falsificaciones. La experiencia acabó paseando por el mercado junto a su novia y lo único que compró fueron dos estuches para los CD que pasea por todo el mundo. De regreso al hotel, el habitual caos circulatorio para una hora más tarde volver a su mundo. Fue el sparring de Juan Carlos Ferrero, que minutos después se enfrentó a Andre Agassi y claro, con un calentamiento con Moyà, el partido fue para el valenciano. El resto del día el mallorquín lo pasó refugiado en su habitación del Hotel Hilton de Shanghai.