El Barcelona ha tirado la casa por la ventana con la excusa de la Final Four del Sant Jordi como telón de fondo. Bodiroga, Fucka y Femerling son las grandes apuestas en la pista, pero en el banquillo también se ha ido con pies de plomo. Svetislav Pesic (Novi Sad, Yugoslavia, 1949) llega al vestuario del Palau Blaugrana con el título de campeón del mundo bajo el brazo y con la Final Four del Sant Jordi como exigencia.
El preparador serbio cuenta en su currículum profesional con dos oros en el Eurobásket (1993 y 2001), un Mundial júnior (87), la Korac del 95 y un número incontable de menciones ofuscadas por el pentacampenato logrado para la nación balcánica en Indianápolis. Catapultado en un Alba de Berlín al que hizo ser respetado en el viejo continente, tuvo en el Olympiakos la ocasión de demostrar que puede entrenar a un gran club. La Euroliga es el único título ausente en su palmarés y el de un Barcelona que le ha dado total libertad para confeccionar un conjunto ganador después de que Aíto frustrara un sueño que el tiempo ha convertido en un imposible.