Cuando uno escucha a través de la caja tonta a entrenadores y futbolistas lamentándose por tener que jugar dos partidos a la semana y descubre a Miquel Capó Soler (sa Pobla, 1974), comprende la injusticia del deporte. El triatleta mallorquín no maneja un sueldo multimillonario, pero disputará el 19 de octubre la final del «Ironman» en Hawai, una prueba cuyos números (3.800 metros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42.125 kilómetros corriendo) asustan.
La organización de Ironman, la prueba de triatlón más importante, convoca seis pruebas cada año por todo el mundo, en las que los deportistas pueden ganarse una plaza para participar en la final que se celebra en Hawai. Miquel Capó se sacó el pasaporte en Lanzarote, la única competición clasificatoria que se celebra en España. La prueba de Lanzarote se disputó en el mes de mayo. Finalizada la prueba Miquel Capó disfrutó de veinte días de vacaciones y comenzó a prepararse para el triatlón de larga distancia más importante del mundo.
El deportista pobler acostumbra a preparar dos modalidades cada día y tres días a la semana realiza los tres deportes (3 horas de bicicleta, una corriendo y una de natación en el mar). Ironman reúne a los mejores especialistas del mundo "muchos de ellos profesionales, no como Capó que debe compaginarlo con el trabajo: ocho horas diarias en el polideportivo de sa Pobla" y conseguir una buena clasificación se presenta muy complicado. Miquel Capó afronta la cita de Hawai con la intención de meterse entre los veinte mejores de su categoría (de 23 a 29 años) y entre los doscientos mejores de la general.