Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, aprovechó su estancia vacacional en la Isla para reunirse con los peñistas mallorquines y conmemorar el XVII aniversario de la Peña de Cala Murada. La zona del Llevant de Mallorca se convirtió esta vez en el punto de encuentro de casi 120 'merengues', que se reunieron para cenar con su presidente en el restaurante El Creole.
Florentino llegó al acto acompañado de su esposa y recibió la calurosa bienvenida de los seguidores, que aprovecharon su primer contacto con el mandatario para exigirle la novena Copa de Europa y un nuevo título de Liga. Compartió manteles con Ginés Hernández, presidente de la peña madridista de Cala Murada y Agustín Seguí, presidente de la Federación de Peñas madridistas de Mallorca y tras dar buena cuenta del menú se convirtió en un espectador de lujo de la fiesta blanca. Sonó el «We are the Champions» y los asistentes entonaron cánticos de ánimo a los futbolistas más relevantes de su club. Tras el posterior brindis y un minuto de silencio guardado en memoria del ex presidente Ramón Mendoza, llegó el turno de los homenajes.
Florentino fue nombrado socio de honor de la Peña de Cala Murada y recibió como recuerdo balear una enorme botella de herbes dolces y un plato de cerámica mallorquina. Después, el empresario hizo entrega de un regalo a algunos de los socios más ilustres e impuso una insignia del club a aquellos peñistas que habían cumplido los 65 años. Una vez completado ese capítulo, dio inicio su esperado discurso, en el que agradeció y elogió la tarea de las peñas blancas existentes en Mallorca.
«Tengo la obligación de aumentar el prestigio del Madrid y debemos trabajar para ser los mejores del siglo XXI», señaló Pérez. El presidente madridista aseguró que se presentó a las elecciones «porque el club no iba por buen camino» e insistió en «profesionalizar» todos los estamentos del club e «incrementar el prestigio de la entidad». Un baño de madridismo en Cala Murada.