Para el gran público sus nombres son casi anónimos, entre otras cosas porque mueven los hilos acomodados en la trastienda. Para Paco Olmos son dos tipos simplemente imprescindibles. Miquel Reynés y Pepe Silva personifican la cara oculta del éxito en el que se baña el Drac Inca desde que abrió el curso. Ajenos siempre a la parafernalia y reconocimiento que reciben técnico y jugadores, Reynés y Silva amontonan miles de horas de entrenamiento y también millares de kilómetros; no anotan, ni deciden partidos a cara o cruz; tampoco reciben muestras de cariño desde la grada, pero ayudan a ello.
Miquel Reynés, máximo responsable de los servicios médicos del club, se ha convertido en un personaje clave en el organigrama del Bàsquet Inca. Tras una larga etapa en el desaparecido Patronat, la entidad de Es Raiguer se hizo con sus servicios para asumir su primer gran reto: la Liga EBA. Cinco años después y con el cuadro inquense instalado en la segunda categoría del baloncesto nacional, este profesional de trato exquisito y prestigio en todo el mapa balear vive ahora al lado de Olmos. Con anterioridad lo hizo con Arbúcies, Merchante y Ventura Sala. Todos lo elogian. «Siempre intento adaptarme a la forma de trabajar del entrenador, aunque es básico compaginarse y que cada uno se encarge de su área».
Para Miquel Reynés, el salto cualitativo que ha experimentado el Inca esta temporada sería impensable sin la figura de Olmos.