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Copa del Rey

El Valencia ganó con facilidad la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid

El equipo de Ranieri se reencuentra con la gloria abusando de un frágil Atlético y veinte años después vuelve a ganar la Copa

El Atlético Carlos Aguilera avanza con el balón seguido por Djukic y Milla, en una secuencia de la final disputada en el Estadio Olímpico de Sevilla.

0 ATLÉTICO DE MADRID: Molina (2), Geli (1), Santi (0), Chamot (0), Serena (1), Aguilera (1), Bejbl (0), Lardín (0), Valerón (1), Juninho (0) y José Mari (1).
Cambios: Solari (1) por Lardín en el minuto 46; Roberto (s.c) por Geli en el 63* y Mena por Bejbl en el 81*.
3 VALENCIA CF: Cañizares (2), Angloma (2), Roche (2), Djukic (3), Carboni (2), Milla (2), Farinós (2), Mendieta (3), Vlaovic (1), Ilie (2) y Claudio López (3).
Cambios: Angulo (2) por Vlaovic en el minuto 62 y Björklund (s.c) por Claudio López en el 86* y Juanfran (s.c) por Carboni en el 90*.

ÀRBITRO: Díaz Vega (2). Buena actuación en un partido carente de acciones polémicas. Mostró cartulinas amarillas a Santi, Serena, José Mari, Chamot, Juninho, Mena (Atlético), Angloma y Carboni (Valencia).

GOLES:
Minuto 24, Claudio López conecta un fuerte disparo con la pierna izquierda en el interior del área tras pase de Mendieta, 1-0.
Minuto 34, Mendieta controla el balón en el interior del área, dibuja un sombrero sobre Bejbl y fusila a Molina, 2-0.
Minuto 81, Cladio López supera a Molina en su salida tras el saque largo de Cañizares, 3-0.

AGENCIAS-SEVILLA
Veinte años ha tardado en volver la Copa del Rey a Valencia. Muchos proyectos después, el club de la capital del Turia se reencontró con la gloria. Fue en Sevilla y ante un Atlético en estado catatónico que opuso poca resistencia. Claudio López (2) y Mendieta ejecutaron a los madrileños y otorgaron tangencia a la superioridad de un equipo consistente y con pegada, infinitamente superior a un Atlético que buscaba contricción en una final que no hizo otra cosa que desnudar sus miserias. También fue el último partido de Claudio Ranieri en el banquillo ché "Cúper será su sustituto" y ahí está su legado.

El Valencia llevó el peso del partido durante el primer acto. Tardó en lograrlo, pero el paso de los minutos le convirtió en el dueño de la zona ancha. Con una defensa adelantada y una intensa presión en el centro del campo, el conjunto valenciano logró encerrar al Atlético en su parcela. Propietario del esférico, el Valencia dejó claro su tratado de intenciones. Ilie, Claudio López y el propio Vlaovic nutrieron de trabajo a la cobertura rojiblanca, aunque el principal problema del equipo madrileño estaba en la nula actividad de Valerón y Juninho. El Valencia supo anular el circuito de creación rojiblanco y el Atlético se quedó completamente mudo, sin ningún argumento ofensivo. De hecho, su único recurso en ataque pasó por enviar balones imposibles a un José Mari que se movió casi siempre en la más absoluta intimidad. Sin llegada y sin el balón, el Atlético estuvo casi siempre a merced de un Valencia compacto y con brújula que le asestó dos puñaladas mortales.

Una sensacional asistencia de Mendieta provocó la primera hemorragia en el Atlético. Claudio López, que había recibido un balón de oro en el interior del área, no tuvo excesivos problemas para despertar su instinto asesino y fusilar a Molina. Era el 1-0. El premio justo para un equipo que con anterioridad había malgastado tres buenas opciones para romper el equilibio, la más clara de ellas a botas de Vlaovic.

Media hora después, el Atlético se acercó al marco de Cañizares. Aguilera concluyó su carrera por la banda derecha con un disparo intencionado al que respondió Cañizares con una buena parada. Fue un mero espejismo. El único bagaje ofensivo del equipo rojiblanco en la primera parte. El Valencia había cedido algunos metros, incluso su presión había perdido intensidad. No obstante, otra genialidad de Mendieta acomodó la Copa en sus vitrinas.

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