Comenzó una tarde de diciembre de 1997 y lleva camino de convertirse en una tradición, como las peregrinaciones a Lourdes o a Santiago. Cuando las cosas no marchan según lo planeado y se impone la necesidad de un cambio para mejorar el futuro, el Mallorca recurre a un ritual de eficacia contrastada: jugar contra el Atlético de Madrid. El equipo colchonero ha enterrado no pocos sinsabores bermellones desde que Cúper dirige al Mallorca. En el Calderón terminó la pasada temporada una preocupante racha de seis jornadas consecutivas sin conocer la victoria; cinco meses después, con el trauma de la final de Mestalla a medio digerir, el equipo rojiblanco volvía a tener el don de la oportunidad dejando tres puntos de oro el Lluís Sitjar. Por último, el pasado mes de octubre, el Mallorca se aupaba por primera vez al liderato después de propinar al equipo de Arrigo Sacchi una paliza formidable.
Aguiar intentará su objetivo con un equipo diezmado por las bajas. A las ausencias por lesión de Lardín, Bejbl y Torrisi hay que añadir las de Toni, Aguilera, Venturin, Solari y Njegus. Forzado a dosificar fuerzas entre el próximo encuentro ante la Roma y el de hoy contra el Mallorca, Aguiar ha echado mano de jugadores del filial como el ex bermellón Quinton Fortune. Menos agobiado por las circunstancias aunque igualmente interesado en los tres puntos, Cúper no tendrá necesidad de hacer probaturas por culpa de las lesiones ya que sólo Héctor Mauricio Pineda se quedó en Palma a causa de una dolencia en el pie. El Mallorca saltará al césped del Calderón con su bloque habitual, dispuesto a despejar cuanto antes las dudas que ha suscitado su juego en la última semana.