Pep Miquel Arbúcies abre en Alicante su segundo ciclo en el banquillo del Bàsquet Inca con galones de máxima graduación en su chaqueta. Se acabó el venturismo y la plantilla parece haber reaccionado con agradecimiento a un despido que debía haber cobrado forma hace un buen puñado de meses. Metido en un agujero negro y afincado en el territorio reservado al más mediocre, el equipo mallorquín se cruzará esta noche con un conjunto metido también en muchos problemas pero en plena fase de reconstrucción.
El Alicante ha tirado del talonario y ha armado un bloque muy interesante. Su primer paso fue entregar la dirección del equipo al experimentado Andreu Casadevall para relevar al destituido Jesús Gómez y tras un importante baile de americanos, intentar rentabilizar la crisis del vecino Murcia para dejarlo casi todo en manos de Toni Smith.
En el Bàsquet Inca, Arbúcies es consciente de la relevancia que ha adquirido el compromiso, más tras el reciente fracaso protagonizado en el Palau ante el Ferrol, y ha preparado el partido con mimo. El nuevo técnico quiere un cambio de estilo radical, aunque en tres días es prácticamente imposible asimilar cambios relevantes. Arbúcies ha incidido sobremanera en el trabajo defensivo y en la transición; quiere velocidad, pero también un poco de paciencia en el juego estático. Thomas Adams dispondrá de una nueva reválida.