No es uno más dentro del box ni en el día a día del Red Bull KTM Ajo. Juntos llevan desde que el pequeño Augusto eligió las motos como afición y pasión, y de su lado y del de Álex, el otro piloto de la familia, no se ha movido Augusto Fernández padre. Quien les metió en las venas las motos a esos dos hermanos, uno de ellos en los albores de ser campeón del mundo de Moto2. "Mucha calma, vamos a ir con tranquilidad, pero también vamos a intentar disfrutar del momento", comenta a bote pronto con su siempre presente sonrisa el progenitor del piloto de Sencelles, su sombra fuera de la pista y la compañía más fiable para el deportista.
Tener a mano y siempre cerca a su padre permite a Augusto Fernández contar con una opinión veraz, sincera y una mano más que amiga a la hora de afrontar los buenos y, especialmente, los malos momentos. Consejos, palabras de ánimo y la sinceridad de un padre, además de conocimiento del mundo del que se rodean, es la aportación del discreto padre del 37, que ataviado como uno más de la estructura de Aki Ajo transita por el 'paddock' y estos días no se cansa de recibir felicitaciones y muestras de cariño por parte de aficionados y otros de los miembros de la familia del Mundial, en el que llevan juntos ya seis años.
Siempre con una sonrisa, buenas palabras y una respuesta amable y la discreción y humildad que le definen, Augusto Fernández padre disfruta con la calma que requiere de un momento con el que ha soñado siempre. Y que está a pocas horas de poder cumplirse: ver a su hijo ser campeón del mundo de Moto2. Algo que disfrutará como nadie. Porque su aficioń a las motos fue la que hizo que en la familia Fernández Guerra se respire ese ambiente, que el año que viene les permitirá codearse con los mejores en MotoGP. Otro sueño hecho realidad para un padre orgulloso como pocos de lo que han conseguido sus hijos.