Jordi Horrach Garau (Palma, 1978) era defensa central en la Penya Arrabal, el club de su vida, aunque fue con el San Francisco donde más lejos llegó al jugar un año en División de Honor Juvenil. También mostró sus aptitudes en Preferente con el Santa Ponça hasta que decidió colgar la botas para dedicarse a diferentes aspectos del mundo del fútbol, pero alejado de los terrenos de juego. Quienes le conocen aseguran que de pequeño era un jugador mediocre que fue mejorando con el paso del tiempo. Pero destacó más ser por un central duro que por su técnica. Siendo casi un niño entrenaba a los benjamines de la Penya Arrabal, también en Santa Ponça y estuvo diez años en La Salle ejerciendo diferentes cargos y ahí vio que lo que le gustaba era la parcela de la gestión.
Su padre era fontanero y su madre ama de casa. Cuando se construyó el campo de fútbol de la Penya Arrabal regentaron el bar durante 10 años. Siempre ha sentido la cultura del esfuerzo que ha aplicado en su vida personal y profesional. Estudió en el Colegio Virgen del Carmen y se licenció en Derecho en la UIB. No era el mejor de los estudiantes, pero sí persistente y aplicado, dos de sus cualidades más destacables. Trabajó en diferentes despachos hasta que se lanzó a la aventura de ser empresario. Primero tuvo una empresa de promoción inmobiliaria y ahora maneja otra de gestión hotelera de establecimientos en Menorca.
Para desconectar le gusta leer libros de novela histórica y biografías y viajar está también entre sus aficiones. Le encanta Londres y tiene pendiente una escapada a Nueva York. Para el deporte no tiene tiempo ya que sus diferentes trabajos y su familia (está casado y tiene un hijo y una hija de 15 y 11 años) le absorben todo el tiempo. Madridista confeso y simpatizante del Partido Popular, con el que ha colaborado en algunas ocasiones pero que nunca ha tenido un cargo remunerado, creció con la Quinta del Buitre y luego le marcó mucho el Mallorca de Cúper con jugadores como Amato o Siviero.
Su mentor en la Federació de Futbol de les Illes Balears fue Pep Sansó. El 8 de agosto de 2022 fue nombrado vicepresidente y director general de la FFIB y desde enero de 2023 es el secretario general. En el caso de ser el próximo presidente de la FFIB sus esfuerzos irán encaminados a luchar contra la violencia en el fútbol y a hacer todo lo posible por mejorar la vida de los clubes.