Semanas después de cumplir su primer año como presidente del Olympique de Marsella, el español Pablo Longoria (Oviedo, 1986), hace balance de esta etapa en una extensa charla con la Agencia EFE, a la que recibió en su coqueto despacho con vistas al campo de entrenamiento del equipo dirigido por el argentino Jorge Sampaoli. Longoria admite que esta será su última gran experiencia en el fútbol porque «el nivel de pasión al que te hace llegar este club es algo mágico» y considera complicado «reproducir ese tipo de sensaciones en el futuro», por lo que su deseo será regresar a la base. Además, se alegra de los últimos resultados del Barcelona por su amigo Mateu Alemany, de quien asegura que «es un genio» y «la persona más inteligente del fútbol europeo». El joven dirigente asturiano vaticina que el físico se impondrá al talento en el próximo ciclo futbolístico. Destaca entre la nueva generación de jugadores al francés Mbappé («marca las diferencias»), al noruego Haaland («alguien que se impone») o al serbio Vlahovic.
¿Cómo se acepta asumir un reto como el de ser presidente del Olympique de Marsella con apenas 34 años y qué balance hace de los casi 14 meses transcurridos desde su nombramiento?
— Es complicado al inicio ser consciente de la dimensión del cargo y de la dimensión del club, aunque hayas trabajado en el interior antes de ser nombrado presidente. Pero orgulloso de poder representar este club, del trabajo realizado junto a todos los colaboradores. Y sobre todo es un gran motivo para estar contento el tener el reconocimiento del proyecto y de tratar de dar continuidad en el tiempo a un proyecto que creo que puede funcionar para este club y esta ciudad.
¿Cuál es el objetivo a corto y medio plazo del club? ¿Puede aspirar el Olympique de Marsella a competir con el Paris Saint-Germain?
— Soy una persona pragmática. Creo que el pragmatismo de este club es la creación de un proyecto estable, concreto y que sea coherente con los valores que tienen nuestros aficionados y que tiene la ciudad. Ser coherente significa ser un equipo competitivo, con valores y representativo de la afición sobre el terreno de juego. Y eso se da con la continuidad también de resultados. Nuestro objetivo a medio plazo es utilizar la participación en la Liga de Campeones para poder desarrollar un proyecto que nos permita cada año dar un pasito más hacia ser competitivos y ser estables.
¿Hay muchas diferencias entre el cargo de presidente y todos los que ha desempeñado anteriormente en direcciones deportivas y secretarías técnicas? ¿Desgasta mucho más la gestión global de un club en el día a día que conlleva la presidencia?
— Sí. El Olympique de Marsella es un club grande. Mayor es el club, mayores son los problemas a gestionar. Sobre todo en el nivel de implicación y el nivel de importancia en la toma de decisiones a la hora de ser milimétrico en los pequeños detalles en un club de fútbol, donde los equilibrios son siempre muy reducidos. Sí hay una gran diferencia, sobre todo en lo que representa la magnitud de un club como éste y la presión que nosotros tenemos. Y tenemos que ser coherentes también con nuestros aficionados y con todo lo que representa la historia de este club y el nivel de exigencia que ello tiene.
¿Esta será su primera y última vez como presidente de un club de fútbol?
— Lo tengo muy claro. Siempre se lo digo a todos mis colaboradores y a toda la gente cercana en el club. Ésta es mi última gran experiencia en el fútbol. Así lo entiendo porque creo que este club te llena tanto por dentro, te transmite tanta pasión, que encontrar el mismo nivel de implicación personal en un futuro va a ser muy complicado. El nivel de pasión al que te hace llegar este club es algo mágico y reproducir ese tipo de sensaciones en el futuro es muy complicado. Me gustaría volver a la base después de esto, pero sobre todo disfrutar de esta experiencia. Dentro de mi cabeza, es mi última gran experiencia y tengo que disfrutar todos los días como un gran aficionado al fútbol que soy.
Hablando de pasión y de conectar con los valores del club y de la ciudad, por eso elige a Jorge Sampaoli como entrenador nada más aterrizar en la presidencia.
— Sampaoli es una persona que podría haber nacido perfectamente en Marsella. Yo comparo mucho el ambiente que existe en Marsella alrededor del fútbol con el que puede existir en Buenos Aires, en Rosario o en Montevideo. Son ciudades muy pasionales, de fútbol, donde es el amor, es el odio, es la tragedia... Son esos valores los que se te transmiten en la calle durante todos los días. Y la elección de Jorge (Sampaoli) es una elección de una persona pasional, ultracompetente y con un estilo de juego que yo creo que es el que nuestra afición quiere ver en el terreno de juego.
La llegada de Messi, juntándose a Neymar y Mbappé, ha puesto el foco en la Liga francesa, aunque las tres estrellas se concentran en el mismo equipo. ¿Es positivo esto para la competición?
— Siempre favorece la llegada de grandes jugadores a un campeonato. Considero que la Ligue 1 se ha transformado en uno de los mejores campeonatos de Europa. Cada equipo tiene grandes jugadores, cada partido es realmente competitivo, hay una igualdad de resultados enorme. Lo estamos viendo en la lucha por la zona alta, hay muchos equipos en una diferencia de puntos muy corta. Ha sido posible porque muchos clubes medios o pequeños han logrado mantener a sus jugadores jóvenes que históricamente han vendido. El acuerdo con CVC para potenciar la Liga también va a favorecer que los clubes puedan retener más el talento y yo creo que la Ligue 1 es un campeonato con una capacidad de crecimiento futuro muy importante.
¿Le sorprendió la salida de Messi del Barcelona y su llegada a la Ligue 1?
— Siempre que se va un jugador que ha participado durante toda su carrera en el mismo club, el momento de la separación es una noticia que sorprende a todo el mundo. Todos los aficionados al fútbol esperábamos una carrera de Messi con un final en Barcelona o un final simbólico en Newell's por todo lo que significa y que nunca tuvo la posibilidad de desarrollarse jugando al fútbol en Rosario. Con un jugador de la magnitud de Messi hace dos años ninguno hubiésemos escrito este final de la historia.
Le toca la difícil misión de reconstruir al Barcelona post-Messi a Mateu Alemany, a quien conoce de la etapa de ambos en el Valencia. ¿Está el Barça en buenas manos?
— En las mejores manos posibles. Mateu es un genio, es la persona más inteligente del fútbol europeo. Estamos viendo los últimos resultados del Barcelona y yo me alegro muchísimo por él porque se lo merece. Cualquier club en el que Mateu pueda trabajar como dirigente, y con la libertad de poder realizar todo lo que tiene en la cabeza, va a estar en lo más alto. Es un genio en la gestión, en saber leer los pequeños detalles, en tomar decisiones importantes. Mateu es una persona que ha tenido todas las perspectivas dentro de un club de fútbol, incluso la de ser el propietario del Mallorca. Destaco sobre todo la capacidad que tiene para adaptarse a cada una de las circunstancias y en la dirección y tendencia natural que toma el fútbol.
Tras una etapa dominada por Messi y Cristiano Ronaldo, asoma una nueva generación de aspirantes al trono del fútbol mundial con Mbappé y Haaland. A ambos se les vincula con clubes grandes como el Real Madrid, Barcelona, Manchester City...
— Aquí en Francia la actualidad sobre Mbappé gira sobre la tendencia de si debería continuar en el Paris Saint-Germain. Son decisiones individuales de cada uno y todo es respetable cuando uno toma las decisiones con lógica. Cristiano Ronaldo y Messi son generaciones del 85 y 87 y han sido tan dominadores del fútbol europeo a nivel individual durante tantos años que entre medias hay una generación que entre comillas se ha perdido para dar paso a esta nueva generación, que considero que tiene un poco menos de talento, pero que son jugadores de fútbol mucho más modernos, físicos, poderosos. Nunca mis equipos se han enfrentado a Haaland pero lo ves sobre el terreno de juego y es alguien que se impone. Mbappé, con sus aceleraciones, tan fundamentales en el fútbol moderno, es una cosa que para cualquier aficionado al fútbol marca las diferencias.
¿Está llamado el delantero francés a ser quien domine a nivel individual los próximos años?
— Hay que ver otras circunstancias, hay jugadores jóvenes que llegan con un potencial increíble. Hablamos, por ejemplo, de Vlahovic en la Juventus, con un traspaso superando los 70 millones de euros en un momento de dificultad. Es decir, llega una nueva generación de jugadores poderosos. Creo que el físico, las aceleraciones y esta serie de características más adaptadas al deporte moderno van a dominar sobre el talento. No digo que no tengan talento pero esa capacidad atlética va marcar diferencias en el próximo ciclo del fútbol.