El FC Barcelona acaba de comunicar este lunes la destitución de Ernesto Valverde, quien a pesar de que su equipo va líder en la Liga y habiendo quedado primero en el grupo de la Liga de Campeones, acabó perdiendo todos los apoyos que tenía en la junta azulgrana.
Su principal valedor, el presidente Josep Maria Bartomeu, que le había mantenido en su cargo la primavera pasada en contra de la opinión de buena parte de sus compañeros de junta, lo sentenció tras la eliminación de la Supercopa de España.
El adiós de Valverde ha sido un canto al esperpento en Can Barça, donde en el club se ha vivido un episodio propio de la época de Joan Gaspart, cuando el Barcelona estaba inmerso en vaivenes constantes más que en tierra firme.
El ya exentrenador barcelonista ha estado los últimos días conociendo su futuro a través de los medios, ya que el club ha hecho públicos todos los movimientos que se han ido produciendo con futuribles preparadores, entre ellos Quique Setién, que finalmente ha sido elegido.
Antes de la reunión con el resto de la junta directiva, el propio Bartomeu se pasó por la Ciudad Deportiva para adelantarle su despido a Valverde.
El entrenador, ajeno a todo el esperpento que ha vivido la entidad en las últimas horas, asistió en la mañana de este lunes a Sant Joan Despí para dirigir el entrenamiento con sus jugadores, tras el cual se reunió con Bartomeu.
Ya dentro de la reunión, algunos medios avanzaron que el presidente barcelonista acudía con otro talante, incluso con la opción de darle continuidad a Valverde hasta final de temporada si se sentía con fuerzas, a pesar de haber vivido en la distancia cómo el club salía en busca de su sustituto, pero finalmente la sentencia sobre su despido fue una realidad.
Ahora, el adiós de Valverde quizá tiene más que ver, no con la eliminación en la Supercopa, como que el Barcelona teme que en la Liga de Campeones, bien contra el Nápoles en octavos, o en una siguiente eliminatoria, el club pueda vivir con el entrenador extremeño el tercer traspiés en Europa por indolencia, como pasó contra el Liverpool o hace dos años en Roma.
La sorpresa en el barcelonismo radica por el cambio de criterio utilizado por Bartomeu, quien en anteriores crisis con Valverde, como por ejemplo el año pasado, acudió a su rescate y habló sin tapujos sobre su continuidad.
En esta ocasión, unos minutos nefastos en defensa del Barcelona en la Supercopa contra el Atlético, que le costó la remontada y la eliminación, fueron suficientes para que Bartomeu, que ejerce de presidente y de máximo responsable deportivo tras la dimisión de Jordi Mestre en julio pasado, decidiese 'motu proprio' sentenciar a Valverde.
Durante los días entre la eliminación en Arabia y la reunión en la Ciudad Deportiva, Bartomeu desapareció de la órbita azulgrana para evitar que algún medio lo abordase.
De esta forma, el silencio del presidente, junto a los viajes del secretario técnico Eric Abidal, así como del director general Óscar Grau a Catar para intentar en vano fichar a un Xavi Hernández, que finalmente acabó dando la espalda al Barcelona para entrenarlo esta semana ya, enviaban al barcelonismo un claro mensaje: esta vez Valverse iba a ser destituido.
El Barcelona ha vivido de forma antagónica dos momentos de crisis deportiva en pocos meses, como son la eliminación de la Supercopa de España de esta temporada y de la Liga de Campeones ante el Liverpool, el año pasado.
Mientras que contra el Atlético de Madrid el Barcelona cuajó un más que aceptable partido, al margen de los últimos minutos, en los que encajó dos tantos, el partido de Livepool ha entrado en la historia negra de la entidad, ya que el Barça viajó a Inglaterra con una ventaja de 3-0 en la semifinal, y acabó perdiendo 4-0 en la vuelta.
Las reacciones tras aquella derrota pusieron a la mayoría del barcelonismo, incluida casi toda la junta, en contra de Valverde, quien encontró en Bartomeu a su único valedor, que lo defendió contra viento y marea. Bartomeu le dio continuidad hasta el final de la temporada, en la que el Barça ganó la Liga, y le acabó renovando el contrato.
«Todavía no hemos tenido tiempo de pensar mucho, aunque es verdad que el entrenador siempre tiene que asumir su responsabilidad. Cuando tienes un batacazo de este calibre, tenemos que pasar unos cuantos días horribles. Hay que pasar esa penitencia y con el tiempo que nos queda, volver a rehacernos y acabar la temporada ganando otro título. Ahora mismo estamos tocados», dijo un afligido Valverde en la sala de prensa de Anfield aquel 8 de mayo del 2019.
Pocos minutos después, Bartomeu apareció en escena para decir lo siguiente: «No hay explicaciones. Habrá tiempo para reflexionar pero es difícil explicar qué ha pasado. Ya lo hablaremos internamente y habrá tiempo para analizarlo. Ahora tenemos una final de Copa. Estamos muy calientes ahora por la eliminación».
Días después de la debacle de Liverpool, ya en Barcelona, y en la previa del partido Barcelona-Getafe, penúltima jornada de la Liga y el último partido en el Camp Nou, Valverde desveló que contaba con el respaldo del presidente.
«Tengo el apoyo del presidente. Claro que me siento con fuerzas. Estoy bien. Queremos dar un paso adelante y no escondernos bajo una piedra. Ya sabemos lo que es este deporte, este espectáculo, y cuando hay un resultado como este todo se tambalea. Claro que tengo fuerzas para seguir adelante. Estoy bien para enfrentarme a la situación», dijo.
Bartomeu redobló aquel instante, el 16 de mayo, cuando en la presentación del libro 'Kubala', de Manuel Ibáñez Escofet, ratificó por primera vez en el cargo a Valverde: «Ernesto ya lo dijo él el otro día: tiene el apoyo del presidente y de la directiva, porque es el entrenador que queremos, tiene contrato en vigor y estamos muy contentos con él».
El 23 de mayo, Bartomeu se posicionó respecto a Valverde de una forma muy alejada a la actual en el 2020, cuando dijo en una reunión con el Senado azulgrana: «Quiero poner en valor alguien que de manera discreta, con respeto y desde la inteligencia está gestionando nuestro equipo y la incorporación progresiva de nuevos valores. Me refiero a Ernesto Valverde, en quien confiamos plenamente».
A Valverde no sólo le llegó el apoyo de Bartomeu, sino que el equipo no dudó nunca de su entrenador, como cuando en la previa de la final de la Copa del Rey, el capitán Lionel Messi avaló la continuidad del técnico en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva con estas palabras: «Me gustaría que (Valverde) siguiera. El año pasado hicimos el doblete y quedó manchado por la eliminación (contra el Roma)».
«Este año podemos hacer otro doblete, con una mancha muchas más grande (Livepool). En dos años se perdieron dos partidos que te marcaron muchísimo. Más allá de eso, el resto fue bueno. (Valverde) Hizo un trabajo impresionante todo el tiempo que estuvo. En la eliminación contra el Liverpool no tuvo culpa de nada», dijo el argentino.
Finalmente, para que no hubiese ninguna duda, tras la derrota en la final contra el Valencia (2-1), Bartomeu sentenció: «(Valverde) Tiene contrato. Es el entrenador del Barça. La derrota de hoy no ha sido culpa de Valverde. Lo que cuenta es el gol y el Valencia ha marcado uno más que nosotros». Unos meses después, Bartomeu ha cambiado de opinión.