Portugal se desquitó de su eliminación en los octavos de final del Mundial de Sudáfrica con un triunfo amplio ante España (4-0), que cierra su gran año 2010 con otra dolorosa derrota, como le ocurrió en el amistoso de agosto en Argentina.
Fue una cuestión de intensidad en el envite, casi de ardor guerrero, el que puso el conjunto de Paulo Bento para resarcirse en parte del encuentro del estadio Green Point de Ciudad del Cabo en el que David Villa puso el gol y una piedra en el mayor éxito en la historia de la 'Roja'.
A España, que estrenaba en su camiseta la escarapela de campeona universal, no le bastó esta vez con el toque, con su juego combinativo, con su mágico fútbol, porque se mostró en exceso parsimonioso y con escasas rupturas. Hasta le faltó el acierto mínimo.
Portugal, herida por su prematuro adiós mundialista, actuó con mucha más intensidad. Y fue el del Nuevo La Luz un partido con dos vertientes, con un primer tiempo en el que Cristiano Ronaldo atesoró todas las miradas y un segundo en el que, con el viento muy a favor, con 2-0 al inicio, los lusos quisieron destrozar a España a la contra.
Para Cristiano Ronaldo no hay partidos amistosos. La polémica figura lusa, idolatrado en todo el país, se hace notar siempre. En lo bueno y en lo malo. En cualquier momento. Es una cuestión innata.
Tan sólo compartió buenas vibraciones con los jugadores españoles antes de iniciarse el partido en promoción de la candidatura ibérica al Mundial 2018. A partir de ahí no hubo amigos. Ni siquiera tener delante a Sergio Ramos le aplacó, aunque con su compañero en el Real Madrid no tuvo nada. Lo tuvo rápidamente con el barcelonista Sergio Busquets.
Entre ambos se encargaron de ponerle picante al choque. Primero porque se repartieron dos tacones. Inauguró la cuenta el luso y siguió el español.
Poco después fue el barcelonista el que, con una dura entrada a Ronaldo, se ganó la primera tarjeta amarilla, y acto seguido respondió el madridista. Se ganó también su amonestación. El clásico de dentro de dos jornadas comenzaba a tomar cuerpo.
No cesó ahí su protagonismo, pero a partir de ahí fue para bien, sobre todo con una jugada bellísima que se iba a convertir en gol con Iker Casillas batido de no haber sido por la intervención de Nani, en fuera de juego, que al remachar obligó al colegiado a anular el tanto.
Habían discurrido 37 minutos en los que España, sin forzar y en una versión más relajada, no lograba imponer su estilo ante una aguerrida selección lusa, porque Paulo Bento dispuso un trío en la medular, Martins-Moutinho-Meireles, que impedía a los pupilos de Vicente del Bosque manejarse con su habitual precisión.
No obstante, Iniesta, a los once minutos, y sobre todo David Silva, a los 31, tuvieron dos claras opciones de poner por delante a la actual campeona del mundo, pero no acertaron con la portería de Eduardo.
El gol anulado espoleó aún más el espíritu de Portugal, que se lanzó al área española en busca del premio. El benfiquista Carlos Martins lo tuvo poco después, pero se lo impidió Gerard Piqué bajo palos. Él mismo se resarció justo antes del descanso al remachar desde dentro del área un rechace de Iker Casillas a tiro de Cristiano Ronaldo.
La revancha portuguesa de los octavos de final del Mundial de Sudáfrica comenzaba a tomar cuerpo, aunque hasta entonces España no se había exigido mucho a sí misma y había puesto menos intensidad que sus rivales.
Paulo Bento acabó en el descanso con el protagonismo de Ronaldo, porque lo suplió por Danny. También entró en escena Pepe en lugar de Ricardo Carvalho. Mientras, Del Bosque optó por dar entrada a Marchena, Cesc y Fernando Torres en lugar de Piqué, Xavi y Villa, que tendrá que esperar a otro partido para dejar atrás a Alfredo di Stéfano y convertirse en el máximo goleador en la historia de la 'Roja' en solitario.
Y aunque España amenazó en los inicios del segundo tiempo en una internada que Fernando Torres no pudo resolver y un disparo desde el centro del campo de Xabi Alonso que casi sorprende al meta Rui Patricio, la mayor intensidad de Portugal le concedió su segundo gran rédito con una internada de Joao Moutinho que resolvió de tacón en solitario Hélder Postiga.
A partir de ahí, el cuadro luso podía hacer lo que mejor sabe, correr al contragolpe con un puñal como Nani e incluso Danny, para masacrar a una España obligada a arriesgar más.
Nani tuvo el tercero a los 52 minutos, pero cuando estaba solo ante Iker Casillas quiso lucirse con una vaselina que fue a las manos del capitán español.
Fernando Llorente y Santi Cazorla fueron las nuevas soluciones de Del Bosque en lugar de Iniesta y Xabi Alonso, pero no bastó porque, tras una ocasión malograda por Cesc Fábregas, Portugal se encontró con un nuevo gol, el segundo en la cuenta de Hélder Postiga, y cerró la fiesta con el cuarto, obra de Hugo Almeida.
La llegada de Paulo Bento en lugar de Carlos Queiroz ha dado sin duda nuevos aires al cuadro luso, cuyo juego fue seguido con 'olés' por el poco público local, que no daba crédito a la goleada porque antes de la contienda confiaba muy poco en sus posibilidades ante una España que lo intentó, pero sin recursos, acierto y hasta escaso convencimiento.
Este resultado y el de Argentina no pueden empañar el año mágico de la 'Roja', de la campeona del mundo, pero sí que deben ser tomados como claros ejemplos de que no hay nadie imbatible pese a ser superior.