El Menorca ha vuelto. Pendiente de si podrá asumir el éxito deportivo consumado ayer en Melilla, pero ha vuelto. La ACB, una de las mejores ligas del mundo, aguarda el tercer ingreso de un club balear en la misma, que se mantiene entre vacilaciones justamente por las peculiaridades tan selectivas y exigentes de la competición. El mes en curso resultará largo, más largo si cabe que el de 2010, en el que las complicaciones para afianzar el ascenso sobresalieron tremendas. Pero en cualquier caso, objetivo cumplido, al menos en lo que concierne al área deportiva.
Ataviado con su uniforme de guerra, el grupo de Berrocal terminó en el Imbroda con la serie en su cuarto asalto después de concederse un día de relajación en la tercera entrega. Sujetado Arco, el único argumento de un Melilla inferior, el guarismo de ayer ratifica la desigual prueba de fuerzas que ha sido este play off final de LEB, con un Menorca colosal y cumplidor del objetivo para el que fue diseñado y programado.
Fiel a su estilo, bastó ayer un alarde de exposición de sus recursos de desgaste para que el Menorca quebrara el duelo antes de llegar al descanso. Tras él, se dedicó a gestionar su renta en paralelo al ejercicio de martilleo que acostumbra por su profundidad de plantilla y elevar la brecha hacia los veinte puntos, saboreando el exitazo incluso cuando el partido discurría en sus instantes finales. Nueve victorias de once encuentros en play off es el balance acreditado por un Menorca que no ha encontrado igual en ninguna de las tres eliminatorias que ha desgranado. El Menorca apareció muy serio desde el inicio. Duro, intenso, tanto en defensa como en ataque, donde además mostró una frescura y claridad de ideas exponencialmente superior en comparación al tercer partido. Así, en mitad del primer cuarto consiguió su primera brecha de importancia y advertencia (12-17), tras una secuencia de aciertos de Otegui y Bas, que el Melilla logró apretar para ganar el término del acto equilibrado (17-17).
Insistencia
Lejos de abandonar su ideario, el cuadro de Berrocal insistió, y con un parcial de 0-13 encauzó el ascenso. Alternó un par de aciertos triple (Matalí y Pérez) con el juego de pies de Coppenrath en las cercanías del aro para imponer un 20-32 que el Melilla intuyó imposible de recuperar. Y con motivo. El Menorca desplegó una cremona defensiva que neutralizó desde la línea de circulación rival hasta cualquiera de sus intentos por anotar, fuera ya exterior o en la zona, a lo que juntó un magnífico porcentaje ofensivo que ni los mejores minutos del equipo local sirvieron para rebajar la diferencia (29-39 tras canasta de Arteaga, descanso).
Y si durante la trama del segundo acto el cuadro balear aderezó el trayecto hacia la ACB, en el tercero cruzó su umbral con exuberancia. De hecho, el Menorca demoró en detonar el marcador lo que Salva Arco en agotar sus últimos cartuchos. El alero de Navàs, muy por encima de la media LEB, y tentado dos veranos atrás por el proyecto insular, quizá disputara ayer sus últimos minutos en la segunda liga, pues también a él le espera la máxima categoría. Sin embargo, muy controlado por la defensa insular, en constante interacción de sus elementos para propiciar situaciones de 2x1 sobre él, Arco fue incapaz de reeditar ayer las actuaciones del segundo y tercer día. Sumó un triple para el 32-41 y ahí se apagó.
Luego de eso, el Menorca despegó hacia el cielo de la mejor liga de Europa. Arteaga y Otegui, que celebra ya su tercer ascenso ACB con Menorca (2005, 2010 y 2012) y cuarto en su carrera (el otro, con León en 2007), conseguían ocho puntos sucesivos entre ambos posibilitando una fractura de 15 tantos (37-52). Detención de García de Vitoria con tiempo muerto, estéril al cabo, pues al retorno del juego Bas convertía un ensayo desde el 6.75 para abundar en el despegue (37-55). Al poco, llegaba el 37-57, franja en la que orbitó el partido y el marcador hasta su conclusión (61-82). En ese intervalo, los abrazos en el banquillo fueron una constante entre los jugadores y técnicos del Menorca, dando rienda suelta con el bocinazo final a su total alegría en pleno centro del pabellón melillense.
Desde la grada norteafricana, una sentida ovación que entremezclaba reconocimiento a los suyos por la extraordinaria campaña realizada (para Melilla acceder a semifinales ya significó un premio) y tributo al Menorca por la solvencia y predominio atestiguados durante esta desigual serie final por el ascenso a la liga ACB. Ahora le viene al Menorca el momento de intentar la rúbrica en los despachos.