Dijo Chus Mateo, después de derrotar al Barça en la semifinal de la Euroliga, que su equipo se había ganado el derecho a soñar un partido más, pero vista la confianza que destila el Real Madrid, pese a que Olympiacos parte como favorito para la final de este domingo (19:00/DAZN), nada impide a los blancos soñar con su undécimo cetro.
Agarrados al extraordinario nivel de Walter Tavares, que en cuartos de final fulminó al Partizán, y el viernes frente al Barça se erigió en dominador absoluto del partido (20 puntos, 15 rebotes, 4 tapones, 9 faltas forzadas y 39 de valoración), el Madrid se siente capaz de todo. Porque cuando un equipo como el blanco sale indemne de una eliminatoria al límite - como ante Partizán-, pese a las lesiones y la sanción de Yabusele; y después acaba con el Barça, se siente imbatible.
Por eso, aunque Olympiacos parece un escalón por encima, el Real Madrid es el más competitivo y luchará por su undécimo título europeo. Atesoran los capitalinos 10 títulos, entre Euroliga y la antigua Copa de Europa, y han perdido nueve finales. Como insiste Chus Mateo «ganar o perder es parte del juego", pero "dejarse el alma forma parte de nuestra historia y de nuestro club».
«Tenemos a un oponente muy sólido enfrente, es muy difícil de batir, pero tendremos nuestras opciones, seguro», dijo el técnico madridista, que apela a la unidad de su equipo para sacar adelante cada partido. «Siempre buscamos nuestra oportunidad y estamos a una sola victoria del título. Estamos cerca de la final, nuestro objetivo está muy claro y este tipo de adversidades nos ha hecho más fuertes», insistió.
El partido de este domingo será un duelo entre dos estilos diferentes de baloncesto, aunque basados en dos 'cincos' muy potentes: Tavares y Moustapha Fall, dos jugadores de 2,20 metros que marcan las inercias en defensa y en ataque.
«Fall me lo va a poner muy difícil. Pero yo me siento bien. Hace las cosas como yo, va a ser un placer jugar contra él», insistió este sábado Tavares. El caboverdiano asegura que se ha sentido siempre importante. «He tenido muy claro lo que tenía que hacer. Mi trabajo principal es la defensa y el ataque es un regalo para mí, porque muchas veces no hace falta que intervenga, porque tenemos mucho talento en ataque», aseguró.
Seguramente Olympiacos es el peor rival para el Real Madrid. Los atenienses, líderes en la fase regular de la Euroliga, atesoran tres títulos y han perdido cinco finales, dos de ellas ante el Real Madrid (1995 y 2015), pero tienen un arsenal de perfiles para hacer frente a cualquier circunstancia. En sus filas está el MVP de la competición, Sasha Vezenkov, tienen a un 'gigante' como Fall para medirse a Tavares; veteranos como Sloukas y Papanikolau que equilibran la experiencia de Sergio Rodríguez, Sergio Llull y Rudy Fernández.
Disponen de un base con un perfil diferente (Thomas Walkup), pero tan fiable como William-Goss, seguramente la diferencia está en el músculo interior (Black, Bolomboy), aunque visto lo ocurrido en el partido ante el Barça, al Madrid le basta con la solidez de Tavares.
«Están aquí a pesar de las grandes ausencias, ganaron al Partizán y ayer al Barça, han demostrado las posibilidades que tienen y su talento. Ya sabemos que en una final, no hay nada fácil», recuerda Georgios Bartzokas, que cree que no es el momento de «inventos», sino de hacer el mismo baloncesto que ha llevado a su equipo hasta la final: «Se trata de controlar las emociones, porque el baloncesto es un deporte que tiene muchos altibajos, una montaña rusa de emociones».
Y el cerebro del equipo Kostas Sloukas coincide. «No necesitas una preparación especial, tenemos que centrarnos en la parte mental, en estar a la altura y en hacer lo que hemos hecho toda la temporada», insiste.
Sloukas, que estuvo presente en la última final de la Euroliga que Olympiacos jugó ante el Real Madrid (2015), está ansioso y se siente como si fuera su primera Final de Euroliga. "Cuando llegué a Olympiacos lo hice para luchar por los títulos, esa es la mayor recompensa", asintió.
Será la cuarta final entre ambos, con dos victorias del Real Madrid y una de Olympiacos. La primera se produjo en 1995, cuando el Madrid entrenado por Zeljko Obradovic y con Arvydas Sabonis (23 puntos) y Arlauckas (16) como estiletes derrotó a los griegos dirigidos por Iannis Ionnanidis (73-61 en Zaragoza).
Los griegos se vengaron en 2013 (Londres), con Bartzokas en el banquillo, y Vassilis Spanoulis como maestro de ceremonias (22 puntos) frente a un Madrid con Rudy (21), Llull (14) y Sergio Rodríguez (17), dirigidos por Pablo Laso (100-88).
El último enfrentamiento, jugado en Madrid 2015, fue un partido fácil para los blancos (78-59). Jaycee Carroll (16), Llull y Nocioni (12) le dieron el título al Real Madrid.
Este domingo tienen los madridistas una nueva opción para engordar su historial y de paso acabar con una maldición: porque el vencedor de un clásico en semifinales de Euroliga, nunca ha ganado el título, eso al menos ha ocurrido en los cuatro precedentes anteriores (1996, 2013, 2014 y 2022).