Es una final. La final por la salvación. El Atlético Baleares se prepara para disputar los noventa y tantos minutos más importantes de los últimos tiempos. Desde aquella primavera de 2018, cuando la experiencia de Manix Mandiola evitó el descalabro a la Tercera División –entonces no existía ni la Primera ni la Segunda RFEF–, el club blanquiazul no había estado tan cerca del precipicio.
Agarrado apenas con el dedo corazón, el ATB se sostiene al filo del acantilado, al que se aupará de forma definitiva si gana esta tarde en Las Gaunas a la Sociedad Deportiva Logroñés –se juega entrar en el bombo de la próxima Copa del Rey– o por el que se despeñará si no lo hace. Ni siquiera un punto le basta para mantener una categoría en la que acumula ya trece temporadas consecutivas. Después de varios intentos frustrados por subir a la Liga de Fútbol Profesional, ahora luchará por sobrevivir en la Primera RFEF. Es ganar o cerrar. No queda otra (Las Gaunas, 19.30 horas/IB3).
La temporada ha sido nefasta y puede acabar de la peor manera posible. El club apostó por mantener en el banquillo a Jordi Roger, el hombre de confianza de Ingo Volckmann y que dejó los despachos para volver a entrenar; ya había sido destituido antes. A continuación llegaron José David Sierra y Onésimo Sánchez, que pasaron sin pena ni gloria. Cansado de tantos experimentos con gaseosa, la propiedad le entregó el proyecto a José Antonio García Escudero ‘Tato', el técnico del Santanyí, a la vez que rellenaba el vestuario de experiencia con los refuerzos de Marc Baró, Dani Nieto, Víctor Narro, Tropi o Xisco Jiménez.
Después de un inicio pésimo, con dos derrotas y dos empates en sus cuatro primeras jornadas, Tato logró que el equipo recuperara el ánimo y la confianza. Cinco victorias y un empate en seis duelos (16 puntos de 18 posibles) le permitieron tomar impulso, alejarse incluso del fango y divisar las últimas curvas con cierta tranquilidad. Pero en el momento de la verdad, el ATB volvió a atascarse con tres derrotas consecutivas que le metieron de nuevo en el agujero.
El pasado sábado, con todo a favor (en casa y ante el Calahorra ya descendido) fue incapaz de alzar los brazos. El destino, sin embargo, ha querido que alcance el epílogo del campeonato en descenso... pero dependiendo de sí mismo por los duelos entre rivales directos. De hecho, los cuatro equipos que tiene por delante se enfrentan entre sí. Este hecho le otorga la última bala. Ganar y salvarse o no hacerlo y descender a los infiernos de la Segunda RFEF...
De cara a esta final, Tato no podrá contar con los lesiones Josep Jaume ni Fornies y con el sancionado Damián Petcoff, el jefe de la sala de máquinas, aunque los tres estarán hoy en Logroño para animar.
El rival afronta este último encuentro con el aliciente de disputar la Copa del Rey. Ahora ocupa la octava plaza, aunque descontando a los filiales que no pueden jugar el torneo del KO, ocupa una virtual quinta plaza que mantendría en el caso de lograr la victoria. Obviamente, el ATB se juega más. Nada menos que una categoría. Trece temporadas de trabajo con la vista puesta en la Segunda División y que puede acabar en dos categorías por debajo. El futuro del encuentro también podría abrir el interrogante sobre el destino del club y de la propiedad.
Alineaciones probables:
SD Logroñés: Jero; Elosegi, Víctor Ruiz, César Caneda, Paredes;Madrazo, Borja Martínez, Sarriegi, Samanes; Diego Esteban e Iker Unzueta.
Atlètic Baleares: Lucas Díaz, Laure, Olaortua, Navarro, Baró, Toni Ramón, Tropi, Miguelete, Nieto, Víctor Narro y Dioni.